!Hola a todos!. Voy a intentar describir a grandes rasgos la historia,
que he conocido de aficionados más antiguos, y la fisonomía del palomo
que cultivamos en la provincia de Cádiz, junto al buchón Gaditano.
Hace aproximadamente unos 50 ó 60 años, marineros alicantinos se asentaron por estas latitudes y más exactamente en mi vecino pueblo, El Puerto de Sta. María. Algunos de estos marineros eran aficionados a la colombicultura y, como no, se trajeron consigo su afición, ósea, sus palomos.
Aquellos pájaros por sus grandes dotes de trabajo, seducción y encierre de todo tipo de palomos rápidamente llamaron la atención de los vecinos del Puerto, extendiéndose rápidamente por todo el pueblo, así como luego más tarde a Jerez y Rota desplazando al buchón gaditano que era el que se cultivaba antes de estos.
Aquellos palomos, aunque parecidos entre sí, eran de dos tipos: a unos los conocían por "Alicantinos". Estos eran de cabeza fina pero acarnerada, frente muy ancha y larga hasta desembocar en las carúnculas. Estas eran en forma de corazón, cortas en dirección al pico y anchas hacia los lados. El mencionado pico era romo y curvo. En lo referente al aire eran de cola ligeramente abarquillada (vuelta hacia arriba), cuello corto, y levantado verticalmente aunque sin morro. Su vuelo era muy remao tirando de las alas muy hacia la cola.
Los otros, los conocidos por "Valencianos" eran en tierra algo más grandes y también algo más desgarbados. Estos eran de cabeza más almendrada, tal vez con algo menos de curva. Sus carúnculas no tenía la forma de corazón de los alicantinos, sino como si fuera una almendra, más cerrada por el centro y más larga hacia el pico. Éstas se les solían deformar con la edad, manteniéndose, por contra, lisas en los alicantinos aunque engordando al envejecer. Sus ribetes también eran algo distintos, eran más pronunciados, más gruesos y más pálidos que en los primeros. También en el aire eran algo distintos; eran más largos de cola y la solían poner plana. De la parte de "alante" eran cortos de cuello, con algo de hueco en la parte de atrás ("joroba") y con un poco pellejo, aunque bien colocao y sin balancearlo. La manera de volar era con los vuelos más abiertos y no tan remaos.
También en el carácter eran distintos, los primeros eran fogosos y muy trabajadores, los segundos algo más parados pero más sobrios.
Estas dos líneas de palomos se cruzaron entre sí, si bien en porcentajes distintos según el carácter del aficionado y dependiendo también del contexto en que se encontrara el palomar. Si cerca de una torre, se preferían alicantinos, si había mucho hembreo en los alrededores, "avalencianaos". Pero en general, creo que la afición ligó sobre un 70% de alicantinos y un 30% restante de valenciano.
Hasta aquí la historia de nuestro palomo es historia del Puerto, pero posteriormente y hará de esto unos cuarenta años, poco más o menos, esta se traslada a Jerez, y digo esto porque la historia de gran mayoría de los palomos de clase que tenemos en la actualidad siguen manteniendo su historia verbal de parentesco con los palomos de Jerez y por contra han perdido todo su nexo de unión con los del Puerto.
En Jerez la génesis en la historia del palomo de clase parte de D. Álvaro Real. Los palomos de D. Álvaro fueron ligados aquí y allá. Uno de los que los ligó fue D. Rafael Cepero ("Rafael el manquito"). Y creo que Rafael fue uno de los pioneros en realizar los primeros trastoques en dirección al palomo actual. Rafael cogió una prieta perdida, le gustó y la ligó con sus pájaros. Éstos venían sacados sobre todo de los pájaros de D. Álvaro Real. Nadie sabe de donde venía la prieta, pero la verdad es que forma una escisión con lo anterior. Los descendientes de esta eran más largos de cuello, y más colocados hacia adelante. También estaban más cubiertos de la parte de detrás, era más abultada. En lo referente al vuelo también cambiaron pues eran más rápidos que los alicantino-valencianos así como más elegantes, ya lo que aquí conocemos como "monta", estos lo hacían de manera portentosa. Se le sacaron a la prieta tres azules conocidos en Jerez como el azul grande, el azul del medio y el azul chico. El que fueran más bellos hizo que sus descendientes se extendieran rápidamente por todo Jerez trastocando toda la afición.
Estos son los que los jerezanos conocen como el palomo antiguo, pues anterior a estos azules es como si se estuviera estado haciendo la travesía del desierto, pues poco queda en la memoria de la afición jerezana.
Luego algo más tarde y de manos de D. Juan Luis Sánchez ("El calvo") se hace una liga con una especie de "quebrao" o "gorguero" o "holguero" o como quiera que se le quiera llamar. Estos eran de cola muy vuelta hacia arriba y muy abanicada. El cuello era muy largo y recto hacia arriba. Por ser muy aparatosos rápidamente llamaron la atención de todo Jerez. Todo el mundo quería un mixto de gorguero, así que se importaron muchos ejemplares de estos y se ligó, a mi pensar en demasía, pues aunque creo que el cruce fue bueno, pienso que la composición de la nueva formula era desequilibrada hacia el gorguero.
Para cuando la afición se cansó de la nueva moda muchos buenos ejemplares habían sucumbido. Y aunque la afición volvió hacia los antiguos, los caracteres deletéreos (picos finos, carúnculas casi inexistentes, lentitud en el vuelo y falta de carácter) estaban ya integrados de forma ineludible en nuestro palomo.
Quiero desde aquí defender a D. Juan Luis Sánchez al que la afición de Jerez acusa injustamente de haber sido el que deterioró al palomo. Juan Luis sólo ligó un par de palomos, así que su aportación fue mínima, fue la afición entera la que cometió el error de cruzar en demasía.
Afortunadamente no todo lo que aportó el último cruce fue malo, hoy, aunque después de mucho trabajo, disfrutamos de un palomo que sin este cruce no sería el palomo que tanta admiración despierta no sólo en nuestro rincón de Cádiz sino que actualmente es un palomo con una proyección de futuro enorme. El saber conjugar belleza y carácter no es fácil. Nuestra península está llena de palomos buenos pero feos de solemnidad o bellos que no vuelan ni a tiros.
Si de algo me siento agraciado con mi afición es que aunque la belleza en reposo también se mira, el cultivo de la morfología es en el aire, y ésta es predominante. Y una belleza que se tiene que construir siempre será más sorprendente de una belleza que lleve encima. Yo lo llamo belleza dinámica frente a belleza estática, y, claro una estética en movimiento siempre será más viva que la del palomo en el suelo. Esto es de lo que creo que se ha dado cuenta últimamente la afición al Jiennense y creo se está trabajando en ello.
Bueno, pues sin más, me despido de vosotros, no sin antes invitaros a conocer nuestro palomo. Creo que no os defraudará. Hasta siempre.
Hace aproximadamente unos 50 ó 60 años, marineros alicantinos se asentaron por estas latitudes y más exactamente en mi vecino pueblo, El Puerto de Sta. María. Algunos de estos marineros eran aficionados a la colombicultura y, como no, se trajeron consigo su afición, ósea, sus palomos.
Aquellos pájaros por sus grandes dotes de trabajo, seducción y encierre de todo tipo de palomos rápidamente llamaron la atención de los vecinos del Puerto, extendiéndose rápidamente por todo el pueblo, así como luego más tarde a Jerez y Rota desplazando al buchón gaditano que era el que se cultivaba antes de estos.
Aquellos palomos, aunque parecidos entre sí, eran de dos tipos: a unos los conocían por "Alicantinos". Estos eran de cabeza fina pero acarnerada, frente muy ancha y larga hasta desembocar en las carúnculas. Estas eran en forma de corazón, cortas en dirección al pico y anchas hacia los lados. El mencionado pico era romo y curvo. En lo referente al aire eran de cola ligeramente abarquillada (vuelta hacia arriba), cuello corto, y levantado verticalmente aunque sin morro. Su vuelo era muy remao tirando de las alas muy hacia la cola.
Los otros, los conocidos por "Valencianos" eran en tierra algo más grandes y también algo más desgarbados. Estos eran de cabeza más almendrada, tal vez con algo menos de curva. Sus carúnculas no tenía la forma de corazón de los alicantinos, sino como si fuera una almendra, más cerrada por el centro y más larga hacia el pico. Éstas se les solían deformar con la edad, manteniéndose, por contra, lisas en los alicantinos aunque engordando al envejecer. Sus ribetes también eran algo distintos, eran más pronunciados, más gruesos y más pálidos que en los primeros. También en el aire eran algo distintos; eran más largos de cola y la solían poner plana. De la parte de "alante" eran cortos de cuello, con algo de hueco en la parte de atrás ("joroba") y con un poco pellejo, aunque bien colocao y sin balancearlo. La manera de volar era con los vuelos más abiertos y no tan remaos.
También en el carácter eran distintos, los primeros eran fogosos y muy trabajadores, los segundos algo más parados pero más sobrios.
Estas dos líneas de palomos se cruzaron entre sí, si bien en porcentajes distintos según el carácter del aficionado y dependiendo también del contexto en que se encontrara el palomar. Si cerca de una torre, se preferían alicantinos, si había mucho hembreo en los alrededores, "avalencianaos". Pero en general, creo que la afición ligó sobre un 70% de alicantinos y un 30% restante de valenciano.
Hasta aquí la historia de nuestro palomo es historia del Puerto, pero posteriormente y hará de esto unos cuarenta años, poco más o menos, esta se traslada a Jerez, y digo esto porque la historia de gran mayoría de los palomos de clase que tenemos en la actualidad siguen manteniendo su historia verbal de parentesco con los palomos de Jerez y por contra han perdido todo su nexo de unión con los del Puerto.
En Jerez la génesis en la historia del palomo de clase parte de D. Álvaro Real. Los palomos de D. Álvaro fueron ligados aquí y allá. Uno de los que los ligó fue D. Rafael Cepero ("Rafael el manquito"). Y creo que Rafael fue uno de los pioneros en realizar los primeros trastoques en dirección al palomo actual. Rafael cogió una prieta perdida, le gustó y la ligó con sus pájaros. Éstos venían sacados sobre todo de los pájaros de D. Álvaro Real. Nadie sabe de donde venía la prieta, pero la verdad es que forma una escisión con lo anterior. Los descendientes de esta eran más largos de cuello, y más colocados hacia adelante. También estaban más cubiertos de la parte de detrás, era más abultada. En lo referente al vuelo también cambiaron pues eran más rápidos que los alicantino-valencianos así como más elegantes, ya lo que aquí conocemos como "monta", estos lo hacían de manera portentosa. Se le sacaron a la prieta tres azules conocidos en Jerez como el azul grande, el azul del medio y el azul chico. El que fueran más bellos hizo que sus descendientes se extendieran rápidamente por todo Jerez trastocando toda la afición.
Estos son los que los jerezanos conocen como el palomo antiguo, pues anterior a estos azules es como si se estuviera estado haciendo la travesía del desierto, pues poco queda en la memoria de la afición jerezana.
Luego algo más tarde y de manos de D. Juan Luis Sánchez ("El calvo") se hace una liga con una especie de "quebrao" o "gorguero" o "holguero" o como quiera que se le quiera llamar. Estos eran de cola muy vuelta hacia arriba y muy abanicada. El cuello era muy largo y recto hacia arriba. Por ser muy aparatosos rápidamente llamaron la atención de todo Jerez. Todo el mundo quería un mixto de gorguero, así que se importaron muchos ejemplares de estos y se ligó, a mi pensar en demasía, pues aunque creo que el cruce fue bueno, pienso que la composición de la nueva formula era desequilibrada hacia el gorguero.
Para cuando la afición se cansó de la nueva moda muchos buenos ejemplares habían sucumbido. Y aunque la afición volvió hacia los antiguos, los caracteres deletéreos (picos finos, carúnculas casi inexistentes, lentitud en el vuelo y falta de carácter) estaban ya integrados de forma ineludible en nuestro palomo.
Quiero desde aquí defender a D. Juan Luis Sánchez al que la afición de Jerez acusa injustamente de haber sido el que deterioró al palomo. Juan Luis sólo ligó un par de palomos, así que su aportación fue mínima, fue la afición entera la que cometió el error de cruzar en demasía.
Afortunadamente no todo lo que aportó el último cruce fue malo, hoy, aunque después de mucho trabajo, disfrutamos de un palomo que sin este cruce no sería el palomo que tanta admiración despierta no sólo en nuestro rincón de Cádiz sino que actualmente es un palomo con una proyección de futuro enorme. El saber conjugar belleza y carácter no es fácil. Nuestra península está llena de palomos buenos pero feos de solemnidad o bellos que no vuelan ni a tiros.
Si de algo me siento agraciado con mi afición es que aunque la belleza en reposo también se mira, el cultivo de la morfología es en el aire, y ésta es predominante. Y una belleza que se tiene que construir siempre será más sorprendente de una belleza que lleve encima. Yo lo llamo belleza dinámica frente a belleza estática, y, claro una estética en movimiento siempre será más viva que la del palomo en el suelo. Esto es de lo que creo que se ha dado cuenta últimamente la afición al Jiennense y creo se está trabajando en ello.
Bueno, pues sin más, me despido de vosotros, no sin antes invitaros a conocer nuestro palomo. Creo que no os defraudará. Hasta siempre.
EL PORQUE DE ESTE NOMBRE
Esta peculiar manera de hablar gustó y por contagio se propagó hacia otros cultivos de animales, empezó a darse gallinas de clase, gallos de pelea de mucha clase, caballos de buena clase y como no, palomos de clase. A estos últimos los conocía la afición por alicantinos, pero no era este un nombre que arraigara en Rota. Como además nuestro palomo es un palomo que a poca distancia carece de lo barroco de otras razas (buche hinchado, narices protuberantes, etc.), se le podía confundir con los comunes. Por ello había que diferenciarlos. Se solía decir cuando hablabas con un profano: <>. Y el gentilicio sin buscarlo nadie y sin partir de alguien en concreto, apareció.
Luego bastante tiempo después y con los intentos de conseguir el estándar de nuestro palomo se le empezó a buscarle un nombre. Unos querían ponerle Buchón Portuense, otros Morrillero Gaditano, otros que Deportivo Jerezano, en fin que no había unanimidad. Por aquel entonces yo quería escribir en la revista Palomos Deportivos sobre nuestro palomo y no tenía un nombre con el que encabezar mi articulo. Le pregunté a mi hermano, palomero también, que qué le parecía que pusiera. Y mi hermano con su praxis habitual me contestó que yo como Roteño tenía que ponerle el nombre que por el cual se le conocía en mi pueblo, que luego el nombre ya aparecería. Y así hice. Luego escribí otro par de artículos con el mismo gentilicio y como el sofisticado nombre no aparecía se le acabó llamando por el resto de la palomería Gaditana como “El pájaro de Clase Gaditano”.
Hasta aquí es como apareció el nombre de nuestro palomo. Ahora contaré en la situación en la que se encuentra Rota.
La composición del palomo que cultivamos en mi pueblo suele ser sobre un 50% de palomos de ascendencia Jerezana, un 25% de ascendencia Porteña y otro 25% de creación propia. Cuando en la sociedad de palomos deportivos “La Portuense” se plasmó en papel como serían las directrices por las que guiarse en lo referente a lo que sería el palomo ideal, a los Roteños nos pareció bien, pues se intentaba con ello recuperar aquel que se consideraba el palomo antiguo. Pero claro lo que no creíamos nosotros era que en la búsqueda de ese santo grial tuviéramos que abjurar del palomo actual. Al palomo cuantas más cosas se les sumen mejor, más difícil, pero mejor será este. Los retoques hechos por los Jerezanos habían mejorado el palomo, pero para los Porteños esto les sonaba a moda pasajera, así que se dedicaron a recuperar el antiguo, pero claro este había dejado de existir como tal con lo que había que inventárselo. Y no es que yo esté en contra de los cruces; ahora es cuando nos ha dado la vena purista pues hasta antes del dogmatismo que impone los estándares, toda la península era un puro cruce intentando mejorar lo que se tenía; ahora lo hacemos igual pero a escondidas. Bueno pues como iba diciendo en ese inventarse el antiguo se olvidó el aire, fijándose nada más que el suelo. Y claro, si tienes un chucho en el aire, como no lo lleves a exposiciones para que puñetas lo quieres. Esto entendiendo que para cazar no hace falta la morfología para nada y con ende ningún estándar.